Aún se desconoce el alcance de la tragedia provocada por las históricas inundaciones que comenzaron la semana pasada en la región Rio Grande do Sul. Los equipos de rescate no pudieron entrar a muchas de las zonas afectadas, informó la Defensa Civil a DW.

Según el Servicio Geológico Brasileño (SGB), la mitad de las lluvias previstas para todo el año 2024 cayó en este estado en los últimos días.

"La situación es terrible. La gente está sin infraestructura, prácticamente en la oscuridad. Viene mucha gente aquí", explicó a DW Paula Brust, una de las voluntarias que acoge a los que llegan a un refugio temporal en Porto Alegre.

La situación es tan grave que, aunque no lloviera más en los próximos días, seguiría siendo muy dramática. Y la previsión es que aún lloverá más en la región.

Abandono de hogares y conmoción

En Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, el lago Guaíba ya alcanzó un nivel récord. El río Guaíba, que hasta cruzar la capital se llama río Jacuí, recibe toda el agua que cae en el centro del estado. Porto Alegre es la última ciudad en el camino hacia su desembocadura en el Atlántico.

En municipios más pequeños a orillas de los ríos, comunidades enteras parecen haber sido borradas del mapa.

Con la catástrofe, se perdieron muchos equipos de medición. Franco Buffon, superintendente del SGB, afirmó que los postes instalados en las orillas de los ríos fueron arrastrados probablemente por la inundación, y los sensores, en contacto con el agua, fueron golpeados por objetos de gran tamaño.

En São Leopoldo, bañada por el río Dos Sinos y en la cuenca del río Guaíba, las familias siempre creyeron vivir en barrios seguros, pero tuvieron que abandonar sus hogares. La bióloga Daiana Schwengber acudió desde Porto Alegre para ayudar a sus padres. Ahora, todos están refugiados en casa de amigos.

"El agua subió muy rápido. Empezamos a batir palmas delante de las casas para ayudar a Defensa Civil a advertir a la gente de que saliera (de sus hogares). Fue muy triste. Había muchos ancianos, todos conmocionados", contó Schwengber a DW, sobre la situación en São Leopoldo.

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El lago Guaíba alcanzó su nivel más alto en 83 años, inundando el centro de Porto Alegre.Imagen: Gilvan Rocha/Agencia Brasil/picture alliance

Fenómenos meteorológicos juntos

Marcelo Seluchi, coordinador del Centro de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales Cemaden, afirmó que esperaban lluvias, pero no en el volumen registrado. Según él, se produjo una superposición de fenómenos climáticos concentrados en la región central de Rio Grande do Sul.

Una ola de calor, extraña para el mes de mayo en el centro de Brasil, provocada por una zona de alta presión, actuó como un "muro" e impidió el avance de los frentes fríos provenientes del sur. Como hubo una secuencia de frentes fríos bloqueados, toda el agua se precipitó en Rio Grande do Sul durante muchas horas. Al mismo tiempo, los vientos del norte transportaron humedad desde el Amazonas, a lo largo de los llamados ríos voladores, hasta la región afectada.

"Probablemente aún persiste la influencia de El Niño, que desaparece ahora en mayo. Las olas de calor aún se intensifican a consecuencia de él", evaluó Tércio Ambrizzi, investigador del Instituto de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de São Paulo.

Según Seluchi, ningún lugar del mundo podría resistir una situación como esta: "Quizás debería haber planes de contingencia, planes de prevención, que se hacen durante la época seca. No se hace de una semana para otra. Eso sí hace falta", analizó.

Tragedia anunciada

Todas las alertas sobre los fenómenos climáticos extremos han sido ignoradas por las autoridades públicas de Rio Grande do Sul, aseguró a DW Miriam Prochnow, de la Asociación para la Preservación del Medio Ambiente y de la Vida, Apremavi.

"Las ciudades ignoran que esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de hacer planificación urbana. No piensan en sacar a la gente de las zonas de riesgo, permiten la ocupación en zonas donde ya ha llegado la inundación. Es ignorar solemnemente la crisis climática", explicó.

Para Clóvis Borges, director ejecutivo de la Sociedad de Investigación en Vida Silvestre y Educación Ambiental (SPVS), hace muchas décadas que Rio Grande do Sul perdió su resiliencia para enfrentar los extremos climáticos.

"Fue el primer estado en llenar todo el territorio con propiedades agrícolas. Prácticamente eliminaron sus áreas naturales", dijo Borges a DW.

"Una parte de las muertes, del daño económico que vemos ahora, se debe al incumplimiento de la legislación ambiental. Si la clase política sigue relegando esto, pasaremos por situaciones más duras", predijo este experto.

"Es necesario dejar de lado el negacionismo, ya que las catástrofes son cada vez más intensas", criticó, por su parte, Heverton Lacerda, de la Asociación Gaucha para la Protección del Medio Ambiente Natural (Agapan).

"Los Gobiernos actuales, tanto en la región como en los ayuntamientos de la capital y otras ciudades del interior, están bajo el mando de negacionistas climáticos. Esto lo demuestran las políticas que proponen", afirmó Lacerda a DW.

Fuente: DW.